¿Dónde estamos?
Si viene en coche puede dejarlo en el Parking de la calle Fernando el Santo, 11. Le sellamos el ticket (primera hora gratis). Sujeto a disponibilidad
Contacto
Eventos y grupos
Horario
Restaurante/sala:
Lunes a domingo de 13.30 a 17.00 y de 20.30 a 00.00
Cocina:
Lunes a domingo de 13.30 a 16:00 y de 20.30 a 22.45
Bar Benares:
Lunes a Miércoles de 13.30 a 16.00 y de 20.30 a 1.00
Jueves a domingo de 13.30 a 1.00
Consumición mínima en horario de cena de 35€ por persona
El restaurante dispone de espacio limitado para carritos de bebé. Por favor, notifique a nuestro equipo de sala para atender sus requerimientos.
Hay costumbres que se entienden mejor alrededor de una mesa, y la cocina india es una de ellas. Nace del gesto de acercar las fuentes al centro, de invitar a probar, de comentar cada bocado.
En Benares trabajamos con la idea de preparar platos que se disfrutan mejor cuando se comparten y que convierten una comida en un pequeño ritual disfrutable.
En muchas casas indias, la comida se organiza pensando en quienes se sientan a la mesa. La expresión “atithi devo bhava” , que significa “el invitado es como un dios”, explica por qué siempre hay algo que ofrecer, por qué los platos se presentan de forma generosa y por qué la conversación es parte del menú.
Ese espíritu se traduce en formatos que favorecen el intercambio a través de bandejas al centro, guarniciones que pasan de mano en mano, curries que se acompañan con pan y arroz para que cada persona ajuste el sabor a su gusto. Compartir realmente es una forma de entender la comida.
En nuestro restaurante cuidamos ese enfoque en clave contemporánea y proponemos secuencias pensadas para el centro de la mesa y buscamos el equilibrio entre platos suaves y otros más especiados, entre texturas cremosas y toques crujientes, logrando así que cada comensal encuentra su ritmo sin perder el hilo del conjunto.
Si hubiera que elegir un emblema del compartir, sería el thali, una bandeja con pequeñas raciones de curry, lentejas, encurtidos, vegetales, arroz y pan; es práctico, variado y permite probar sin prisas. También están los chaat, esos bocados callejeros conformados por pani puri, samosa chaat, bhel puri, que despiertan el apetito entre comentarios y risas.
El horno tandoor añade el calor extremo que aporta un ahumado leve y una textura jugosa a carnes, pescados y verduras que se prestan a cortar y repartir. Una brocheta al centro abre conversación y baja cualquier formalidad, y nadie se queda fuera cuando hay una fuente bien servida delante.
En Benares trabajamos el thali, el chaat y el tandoor con producto de temporada y técnicas cuidadas. Lo importante es que el conjunto invite a probar más, no a competir por el último bocado.
La cocina india combina sabores ácidos, dulces, salados, picantes y amargos con naturalidad. Servidos juntos, permiten que cada persona construya su propio bocado, como un curry sedoso con arroz, una cucharada de lentejas con un toque de encurtido, un pedazo de naan que recoge la salsa justa. Lo que nos hace ver que no hay una única manera “correcta”; hay margen para el gusto personal.
Este enfoque resulta cómodo cuando comes en grupo, pues si alguien prefiere sabores suaves, encontrará opciones cremosas y aromáticas; si otro busca chispa, tendrá platos con especias más marcadas. Los acompañamientos como pulao, dal makhani, palak, panes, funcionan como reguladores, pues son capaces de subir o bajar la intensidad según pida el paladar.
Al diseñar nuestros menús, pensamos en ese equilibrio al alternar temperaturas y texturas, reservamos pausas entre pases y priorizamos una progresión que mantenga el interés.
El pan es una herramienta en esta cocina. Se rompe, se comparte y ayuda a recoger las salsas con precisión; en muchas regiones de la India se come con las manos, un gesto que conecta con la temperatura y la textura del plato.
El servicio al centro crea un ritmo común, pues llega una fuente, se sirve, se comenta. Ese compás reduce las prisas y favorece que el grupo avance junto. En sala, nuestro equipo acompaña con indicaciones y recomendaciones, como qué combina bien, qué pica más, cuándo conviene pedir otro pan, para que nadie se quede atrás.
La conversación, al final, es parte de la receta, por lo que un chaat crujiente funciona como tema de apertura; un curry bien ligado, como argumento. Todo suma para que la comida dure lo que pide la mesa.
Cuando diseñas para compartir, cambia la lógica. Proponemos abrir con chaat para activar el paladar, seguir con piezas de tandoor para repartir y continuar con curries que ofrezcan contraste. Reservamos hueco para opciones vegetales bien resueltas, que no dependan de la carne para brillar. Y cerramos con un postre amable que recoja la memoria de las especias sin sobrecargar.
Los menús para grupos permiten probar más cosas y ponerse de acuerdo con facilidad, también evitan discusiones eternas y ofrecen variedad sin perder coherencia. Si la ocasión lo requiere, disponemos de espacios reservados y ajustamos la propuesta al número de personas y a sus preferencias.
Blancos con buena acidez, tintos jugosos y espumosos equilibrados suelen encajar con comodidad. La coctelería aporta frescura y limpia el paladar entre bocado y bocado.
En mesa, un maridaje compartido abre otra conversación por comparar cómo cambia un curry con cada sorbo, descubrir un vino que funciona con el tandoor, decidir si un cóctel realza o suaviza.
Nuestro equipo propone opciones versátiles, pensadas para compartir y para que la mesa siga siendo la protagonista.
La repostería india pone el acento en la textura y en aromas como el cardamomo o el azafrán. Un rasmalai o un bhapa doi calman el recuerdo del picante y dejan un sabor amable. Compartir el postre asegura que todos participen del final y que la mesa se despida.
Cuidamos ese último tramo con el mismo criterio que el inicio. Preferimos dulces equilibrados, con un punto frutal o lácteo que relaje el conjunto y prepare el “hasta la próxima”.
La cocina india se entiende mejor cuando se comparte. Lo confirman el thali, los chaat, el tandoor y ese juego de acompañamientos que permite ajustar cada bocado. En Benares trabajamos para que esa experiencia sea cómoda, cercana y bien hilada a través de platos que conversan entre sí, servicio atento y un ritmo que invita a alargar la sobremesa. Si vienes en grupo notarás que la mesa manda, y todo está pensado para disfrutarla.
¿Dónde estamos?
Si viene en coche puede dejarlo en el Parking de la calle Fernando el Santo, 11. Le sellamos el ticket (primera hora gratis). Sujeto a disponibilidad
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Horario del restaurante
Restaurante/sala:
Lunes a domingo de 13.30 a 17.00 y de 20.30 a 00.00
Cocina:
Lunes a domingo de 13.30 a 16:00 y de 20.30 a 22.45
Bar Benares:
Lunes a Miércoles de 13.30 a 16.00 y de 20.30 a 1.00
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